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Imagina que tienes el desafío de levantar una empresa, pero que solo tienes a la mitad del talento en tu mercado disponible. Imagina además que esa discriminación de quién está disponible y quién no es aleatoria. Entre la gente no disponible puede haber gente muy talentosa que te encantaría que pudiesen ser tus colaboradores, pero simplemente no logras convencerlos. Supón además, que si estudias ciertas materias, ese talento podría llegar a estar disponible para unirse a tu equipo.
Para mí eso fue el descubrimiento del feminismo.
Y pensé muy bien las palabras que usé recién. Porque no es que yo haya descubierto el feminismo, por supuesto, sino que descubrí en él ciertas explicaciones de por qué las cosas sucedían como sucedían.
Si lo llevásemos al campo de la innovación (el área donde sí soy experto, en feminismo soy un entusiasta), sería el análogo de descubrir insights para un modelo de negocios que no ha funcionado. No es mi intención exagerar en el utilitarismo del feminismo, por supuesto que hay temas éticos, morales e incluso vitales para algunas mujeres que necesitan de este movimiento. Pero para los hombres ese mensaje no siempre es claro.
De hecho, me atrevería a decir que, dado que vivimos en un mundo construido de hombres para hombres, el feminismo suena como a una desventaja, un movimiento que nos quitaría ciertas regalías de las que gozamos hoy. Pero tras estudiar el tema, me di cuenta que era un movimiento que no se puede frenar, aunque lo desees.
¿Y por qué? Porque hay una ventaja en los hombres que aprenden sobre feminismo. La ventaja de entender como trabajar con un talento que muchas veces se retira de espacios y empresas donde no ven eco de sus necesidades. Donde la maternidad se castiga y se le pide a las mujeres que se masculinicen. ¿Qué podemos esperar de una empresa que “innova” cambiando las reglas y haciéndolas “women friendly”?. Debo admitir que mi interés por el feminismo fue desde lo práctico más que desde lo ético. Si era un gerente o emprendedor que entendía como la cultura afecta a las mujeres, entonces tendría una ventaja sin duda.
Es increíble lo poco que sabemos los hombres del tema. Como confundimos equidad (lo que busca el feminismo) con igualdad (algo que no pide el feminismo). Por eso no se trata de que ambos sexos tengan las mismas tareas o condiciones, se trata de reconocer que hay desigualdades que nacen no de temas biológicos, sino que de temas construidos en una sociedad donde el hombre dominó durante muchos años. En promedio la mujer gana 20% menos que el hombre ¡Eso es como que trabajara un día menos a la semana!
¿Qué hacer? Vuélvete un espacio “Women Friendly”. Algunos de los pequeños tips que aprendí y que jamás me hubiese dado cuenta si no lo hubiese estudiado:
- Los eventos en horarios post oficina no le convienen a las mujeres. El 80% de ellas son cuidadoras y deben partir a casa a cubrir otros roles, que las sacan del tan necesario networking.
- Existe el “Síndrome de la Tiara”: Las mujeres esperan silenciosamente un aumento o ascenso por el buen trabajo que hacen, mientras que se les cuela un hombre por el costado exigiendo lo suyo. Ayúdalas a hablar.
- Las cuotas de género sí sirven. Tal vez no para el concurso actual, pero sí para los que vienen. El ver mujeres en puestos de jefatura hace que más mujeres se atrevan a postular.
- Cuando pongas avisos de trabajo, nombra el género masculino y femenino. Por ejemplo, si buscas abogados, escribe abogados y abogadas. Sé que se debería subentender que se busca a personas de ambos sexos si escribes “se buscan abogados”, pero estudios demuestran que en la práctica produce un sesgo donde postulan más hombres que mujeres.
Y así hay muchas cosas más que aprender. Si eres un hombre, así como tienes que aprender inglés, IA o finanzas, también aprende feminismo. Te hará más propenso a ganar la batalla de construir una startup exitosa.